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La Nutria ha crecido

Final de semana

El final de esta semana podría decir que ha sido emocionalmente intenso. Ya decia yo que soy como la primavera, emocionalmente variable como el tiempo en estas fechas. Así fue la cosa (aunque esta es la versión autocensurada, para la completa se pregunta en privado XD, y sin pensar mal, que no va por ahi la cosa ):

Jueves tarde: llega el jefazo de Madrid a mi curro. Se encierra en el despacho de mi jefazo de Barcelona (el de Madrid es el que domina el cotarro, para entendernos). A los 5 minutos mi jefe, el de mi departamento, se acerca (lo cuál es casi un eufemismo, porque nuestras mesas estan a escasos 10 cm) y me comenta que seguramente entre los temas que traten estarán los de los ETT’s. Es que somos casi un clan XD. Me da instrucciones por si se les ocurre llamarme y hacerme la enésima entrevista desde que entré a trabajar hace casi un año. Yo, que francamente prefiero que no me llamen, cuando son las 6 en punto recojo, apago el PC y me largo pitando, no sea que les de por dar por el saco a última hora. El jueves por la noche noto como la gilipollez corre por mis venas y me siento estúpida, triste y cabreada (pero no es por el trabajo, mi curro no se merece tanto).

Viernes mañana: la sensación de gilipollez me sigue invadiendo, estoy francamente mal hasta media mañana. Además desayuno sóla porque mis compañeras de turno no están, y sólo consigo ponerme peor. Después de desayunar, decido animarme y para ello cada vez que suena el telefóno lo cojo, lo cual no debería sorprender, porque es mi trabajo, pero es que últimamente me escaqueaba un poco XD. Pienso que igual si cojo un cliente borde y me echa la bronca (cosa que ya me sucedió el martes y debo reconocer que quedé bien servida) pues decía que igual si me echan la bronca por telefóno  despabilo un poco. Nada, ni en eso tengo suerte, todo gente agradable XD, pero al menos logro pasar un buen rato. Y en esas que se acerca otra vez mi jefe. Sigilosamente me deja unos expedeintes para archivar y en voz bajita me comenta que me llamarán para hacerme contrato indefinido, bla bla bla...Me da más instrucciones para la entrevista. Debería estar contenta, porque es lo que quería pero no soy feliz del todo. Imagino que no será el viernes porque el subdirector tenia una reunión sobre la una y eran ya las 12. Bueno, pasa un rato y viene un compañero y me dice que pase, que ha llegado el momento. Me hacen la propuesta, acepto, encaje de manos y listo. Ya formo parte de la empresa. Mi jefe me pregunta que tal. Bien. Bien, me alegro. Bueno, supongo que has ceptado? Pues si. Bien. Está el más feliz que yo. Se lo va a decir a todo el departamento. Felicitaciones por parte de todo el mundo... Así me pasa el resto de la mañana. Parece que al final no tendré que esperar al dos de mayo.

Viernes tarde: I. vuelve a hacer un concierto. Le comenté el dia antes que igual no podia ir, pero en vista del éxito me cargo de valor y le digo que si voy. La tarde del viernes debería esar prohibida trabajarla. Voy a celebrar con mis hermanas lo del contrato.

Viernes noche: quedo a las 9 y media pero no llega nadie. Veo a I. llegar. Salgo del coche y voy a hablar con él. Estamos un rato hablando hasta que se tiene que preparar y me quedo sola. Desde donde estamos se ven los aviones despegar y aterrizar en el aeropuerto. El concierto como siempre, regular. La cabeza me estalla. Yo creo que no hay signo de amistad más grande que este XD. Y además lo tengo que soportar sin una gota de alcohol en mi sangre, primero porque tengo que conducir y segundo porque la última vez acabé bastante mal.

Sábado: amanece un dia esplendido. Me despierta mi madre para ir a hacerme un análisis de sangre. A las 10!! Casi la mato, pero respiro profundamente cuando recuerdo que le pedí yo que me despertara. Desde luego entre semana soy incapaz de madrugar más de lo que lo hago. Después de agujerearme doy una paseo de dos horas por la ciudad. El centro está espléndido, lleno de turistas. Tarde con mis sobrinos, y reconozco que me alegran el dia. Son preciosos los dos.

Domingo: hoy dormimos una hora menos. Tengo una comida fuera. A comer calçots, que para traducir, es una comida típica de Catalunya, y son como cebollas tiernas y alargadas que se hacen en las brasas y se acompañan de una salsa deliciosa. Acabamos de comer, se va todo el mundo. El coche no arranca. Llamamos a la grua. Se ha quedado sin batería. Mientras esperamos se crea un pequeño incendio porque el viento se lleva las brasas hacía las vides que tienen cerca del restaurante (el restaurante está en las tierras del cava). Parece una metáfora de mi fin de semana. Por fin llega la grua, el fuego se apaga, igual la dichosa semana. Por fin en casa.

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