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La Nutria ha crecido

Rain on my shoes

Rain on my shoes

Cuando tienes 4 días de fiesta por delante, en plena primavera, lo normal es que quieras que haga buen tiempo para poder disfrutar del calorcito, los primeros rayos de sol calentitos, un buen paseo y la mejor compañía. Y cuando te vas de excursion por ahí, y tienes que conducir varias horas, pues con más razón quieres tener buen tiempo.

Pues evidentemente la ley de Murphy hará acto de presencia en una situación así, y te encontrarás el peor día para irte de excursión a la playa, con la tromba de agua más grande que hayas visto caer nunca y con el peor tiempo que recuerdas desde hace tiempo. Será el día en que estés tranquilamente sentada en una terraza descansando y tomando un refresco y empiecen a caer gotitas de lluvia. Te levantas tranquilamente y piensas, bueno, las cuatro gotitas ya empiezan a ser ocho...intentas bajar por la cuesta empedrada sin resvalarte mucho y acabar bajándola de culo, y cuando decides resguardarte debajo de una marquesina de la intensa lluvia, pasa un capullo con el coche acelerando y ajustándose a la acera para remojarte cuanto más mejor (dicen las malas lenguas que esto fue justicia divina, porque un rato antes yo había hecho lo mismo con dos transehuntes, pero que me descargue la culpa el hecho de que yo no pude evitarlo, ya que intentar pasar por un lago artificial en medio de la carretera sin levantar agua lateralmente es un árduo trabajo).

El caso es que a pesar de las circunstancias, que no eran las más favorables, parece que la excursioncita, de ida y vuelta a cierto pueblo costero del litoral castellonense, sirvió de algo, y el propósito de la misma se cumplió, que al fin y al cabo, es lo importante.

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