El dulce sabor de la felicidad
Llegó a casa y al ver su nombre en una nota, presintió que le esperaba algo, cuanto menos, distinto. Cogió la nota y empezó a leer y a interpretar lo que ahi habia escrito; la nota la dirigia a otra parte de la casa, donde acertadamente se dirigió sin dudar y encontró otra nota con un regalo. Según fue abriendo notas y regalos se le iban iluminando los ojos y el corazón le latía con más rapidez, así hasta cinco regalos, y seis notas.
Desde la primera frase de la primera nota hasta la última de la definitiva, ya tenía robado el corazón, un poco más si cabía. No fue por los regalos, que le encantaron, ni por los mensajes, fue porque todo aquello había sido pensado única y exclusivamente con ella en la mente, y saber que había sido objeto de tanto trabajo y pensamientos le encantaba. Fue el primero de tres días maravillosos, con un poco de todo, miedo, ternura, ocio, trabajo, amor, cariño, lágrimas y un corazón embargado por tantos sentimientos.
Fue en definitiva, otro momento de felicidad absoluta, que presidía su vida desde hacía unos meses y que no iba a dejar escapar.
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Quien sabe quien -
Nuri -
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